El espectáculo más infravalorado del mundo. – Álvaro García.

Cuando tomas una decisión en el debate en busca de la mejor competición deportiva -anual- del mundo, tienes dos interpretaciones claras. No tiene mucho más. Hay dos bandos y dos respuestas correctas. Cualquier otra propuesta es salirse del guión y tirar de lo alternativo. Diferir por diferir.

Hay quien se decanta por la vía europeísta; la futbolera. La Champions League reúne todos los requisitos necesarios. Equipos grandes, sorpresas, oportunidades, eliminatorias a doble partido y una final frenética que es el centro del mundo por noventa minutos. Digamos que este punto de vista es el más común y aceptado.

En cambio, desde España vemos como puristas a los mayores amantes del deporte americano. Para este tipo de personas, lo masivo y espectacular de NBA y NFL no tiene comparación. Audiencias impresionantes en vivo y desde casa, formatos perfectos y ligas cerradas cíclicas que fomentan el cambio entre los equipos dominantes. No hay nada como la Super Bowl.

No hay respuesta correcta; esto son opiniones. Lo incorrecto en este debate, como en la mayoría de debates que la comunidad más pasional de las redes sociales y tertulias deportivas adopta, es no considerar ninguna otra variable en la ecuación.

A lo largo de cuatro meses, los hombres y mujeres mejor preparados de todo el planeta compiten para romper las barreras históricas del ser humano. Correr más rápido que nunca, lanzar más lejos que nunca, saltar más alto que nunca. No solo una competición entre atletas contemporáneos, sino una continua lucha por mejorar todo lo previo a uno mismo.

Once tardes del atletismo de máximo nivel mundial, que apuntan a las dos finales entre las que se distribuyen todos sus eventos. Trece intentos en total para descubrir a los mejores atletas del mundo, y de la historia. Trece eventos celebrados en los mejores escenarios posibles del mundo. Desde Doha hasta Zúrich, pasando por Birmingham, Eugene, Rabat, Roma, Oslo, París, Estocolmo, Chorzow, Mónaco, Lausana y Bruselas.

La Diamond League tiene esa esencia adictiva. Es la sensación de vivir una tarde entera presenciando historia constantemente. Es la distribución perfecta de concursos que acompañan de inicio a fin, largas carreras con giros de guión y dosis bien distribuidas de carreras rápidas con márgenes mínimos entre los participantes. Es el ecosistema perfecto -y el favorito- para los intentos de muchos atletas de batir las plusmarcas mundiales.

Es la liga del atletismo, es la fiesta de la ruptura de las barreras humanas, son pequeñas porciones de lo que esperar de Juegos Olímpicos y mundiales. Es la lucha por el codiciado y precioso diamante, premio de la constancia y la capacidad para rendir en momentos importantes. Es la sede de grandes marcas y momentos. La oportunidad de vivir historia hasta trece veces al año.

Doha dio el pistoletazo de salida a este temporada de la Diamond. En una de los mejores inicios de temporada al aire libre en mucho tiempo, es más valioso que nunca ver la progresión de los atletas en marcas, ambiciones, récords y preparación para el mundial de Eugene (también sede de una fecha de la DL).

Pese a las extremadamente ventosas condiciones, el meeting de Doha ha sido una gran demo de lo que nos espera en este verano de Track & Field. Duelos impresionante en los 200 metros, véase eñ Lyles contra Kerley, muy por debajo de los 20,00 (19,72 y 19,75 respectivamente), y Gabrielle Thomas (21,98) frente a Sharika Jackson; un final trepidante en los 100mH, en las que apenas una centésima separó a las tres primeras; y un saltazo de 6,02 de Duplantis en la pértiga -indoor- un día después del resto de pruebas.

Si una prueba sorprendió y destacó en Qatar, fue, sin duda, la jabalina masculina. Con un zambombazo inesperado de 93,07 metros, Anderson Peters -Granada- se hizo con la victoria. Se trata del quinto lanzamiento más largo de la historia, además de un récord del continente y marca mundial del año. Peters mejoró su marca personal por cerca de nueve metros. Eclipsado por el granadino, Jakub Vadlejch hizo un concurso impresionante, superando también los noventa metros (90,88 – PB).

Descorchado el champán, es hora de disfrutar del mejor atletismo del mundo en el mejor formato posible. La -Wanda- Diamond League es un espectáculo incomparable, compañero de largas tardes y factoría de leyendas y memorias. Es obligado darle una oportunidad si disfrutas de este deporte en las grandes citas. Siguiente parada: Birmingham. Nunca es tarde para empezar a disfrutar esta competición, el espectáculo más infravalorado del mundo.

[Imagen vía Reuters Photo]

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