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A la gente corriente no le suelen ocurrir cosas extraordinarias. El éxito, la fama, la fortuna; todos los sueños del siglo XXI se ven desde la barrera para el grueso de la población. Esa distancia, a veces, crea reacciones excesivamente risueñas, casi ilusas, ante lo positivo. ¿Para qué ilusionarse si el mérito son los padres?; si, total, estas cosas solo les pasa a la gente de las películas. El ser humano cree muchas veces casual, lo que es en realidad causal. De ahí que pensemos lejano el premio, aunque nos haya golpeado a mucho menos de 7 personas de distancia. Incluso a nosotros mismos. Así (o no) debió pensar Rafa Jódar sobre el asfalto de la pista 11 de Flushing Meadows, segundos después de conquistar el US Open Júnior ante el noruego Budkov Kjaer.
Todos los medios le han hecho la ficha: 17 años, metro noventa (el tío impone pese a su sonrisa y su acné juveniles), de Leganés; el ‘gigante madrileño’. Un chaval normal y corriente que hasta hace unos meses compartía pupitre en clase de inglés conmigo. Que se dejaba los codos por la mañana en el aula, y las suelas por la tarde en el club. Alguien como él, debería ser una casualidad más en el océano del tenis ITF, ¿no?, ¿por qué él y no otro?, una divertida anécdota pensarían. Rafa tenía otra opinión desde que atendió el primer canutazo: «Creo que todo el esfuerzo que he hecho a lo largo de mi vida se ha reflejado hoy en este partido», confesaba. Su padre pareció tener muy buen ojo en esos primeros peloteos en el garaje.
Nadie dijo que fuese a ser probable, ni mucho menos, sencillo
Ese esfuerzo al que remitía Jódar en su declaraciones, desde sus primeros pasos en el club de tenis Chamartín hasta el día de hoy, ha quedado plasmado por obligación en la consecución del título. Siendo el 4º tenista español en alzarse con el metal estadounidense – después de Javier Sánchez Vicario, Daniel Rincón y Martín Landaluce -, el tercero en cuatro años. Ha sido incluso el tenista con un menor ránking inicial en lograrlo, desde el puesto 12 interno del torneo, desde que el australiano Omar Jasika se alzase con el trofeo en 2014 (sin ránking). No obstante, todo ello queda encumbrado por la ardua sucesión de rivales en el bracket del madrileño.
Tras superar su barrera personal – la segunda ronda en 2023 –, y batir a los estadounidenses Mayew, Quan y Mosejczuk, Jódar se veía encuadrado en un trayecto que le podía llevar a enfrentarse con los tres campeones de la temporada actual de grand slams júnior: Kaylan Bigun (Roland Garros), Rei Sakamoto (Open de Australia) y Budkov Kjaer (Wimbledon), respectivamente. De gran planta, saque y golpeo profundo – unas características que el propio Rafa y el resto del mundo le generan similitudes aparentes con su homólogo campeón sénior, Jannik Sinner -, el primer reto, llegó contra el cuarto estadounidense consecutivo, Bigun. Como el papel presuponía, fue el primero en poner en reales aprietos al madrileño, con dos últimos sets en los que hizo acto de presencia una robustez mental que fue la que decidió los puntos finales a su balanza. Es posiblemente ese ligero ‘click’ en los momentos clave los que nos permiten hablar ahora de un ganador del US Open.

Dicha fortaleza fue una piedra de toque en su partido de semifinales frente a Rei Sakamoto. En un primer set (6-3 a su favor) disputado, supo sobreponerse a las primeras bolas de break del japonés – acabando con un 75% (6/8) en el global -, remontar, y sacar del partido a su rival mentalmente. Tras varios actos desafortunados del vigente campeón del Open Júnior de Australia, con warning incluido, el partido cayó del lado de Jódar.
La final, fue realmente el enfrentamiento entre los dos tenistas con mejor moméntum del circuito Júnior ITF: Rafa, y el actual campeón de Wimbledon Júnior y número uno del ránking, el noruego Nicolai Budkov Kjaer. Desde el primer set, el madrileño se encontró en la tesitura de tener que reaccionar ante el juego implaclable del noruego, que ni siquiera permitió bolas de break a Jódar, para empezar con un 6-2. A partir del siguiente set, Rafa mostró un cambio de mentalidad – capacidad de reinicio fundamental en el resto del torneo – como posteriormente señalaría en declaraciones post-partido, que le permitió comenzar a meter bolas, y superar con contundencia a su rival. 6-2, devuelto. El último set se desarrolló de forma inestable, llegando a tener Jódar oportunidades para alcanzar tanto el 6-4 como el 7-5, aunque el noruego acabó por forzar el tie break. En un intercambio de golpes y bolas rápidas, profundas, de rallies competitivos, el noruego, golpe a golpe, se iba descolgando, hasta que el español le derrotó con el 10-1 final. Campeón. La premisa previa a tirarse al suelo en una nube, agradecer y celebrar junto a sus entrenadores. Lo había logrado.

Su victoria en el US Open Júnior encumbra un final de temporada plagada de títulos después de su ausencia en muchos otros torneos en la primera mitad del año. Al abierto yankee deben sumarse los dos torneos de nivel J300 que el madrileño levantó previamente a Wimbledon (Roehampton) y el US Open (College Park). Además de colocarse como actual número 4 del ránking ITF Júnior. Por si fuese poco, como miembro de la selección española júnior, se proclamó campeón de Europa, junto a Andrés Santamarta Roig e Izan Almazán. Ahora, disfruta unos días con los mayores – un pequeño regalo anticipado para su cumpleaños de la semana que viene – de la selección de la Copa Davis, como hitting partner de Alcaraz, Bautista, Carreño y Martínez, a las órdenes de David Ferrer. Un pequeño paso más en el camino del que es el sueño, cada vez más realista, y como ha reivindicado estos últimos días, de Rafael Jódar desde sus primeros peloteos: ser tenista profesional.
Son casos como el suyo en los que la casualidad queda supeditada a la causa real. Su primer major (júnior) no es fruto de ningún tipo de azar, sino del progreso constante y vital que ha desarrollado en su corta edad. No es su primer trofeo, probablemente tampoco será el último, no lo sabemos. Es la consecuencia de una cadena de causas lógicas. Eso sí, lo único casual, probablemente, es que se llame Rafael.

