Si en el primer escalón del skeleton nacional se sufre, es difícil comprender cuánto cuesta practicar este deporte un paso más alejado de los Juegos Olímpicos. Ander Mirambell ha creado tantos monstruos como locos. Uno de ellos es del norte de Catalunya, donde el frío incita al deporte de invierno, y ha hecho malabares con financiación y donaciones, mucha creatividad y una impresora 3D.

Pau Olivé es un adicto a la velocidad que no dudó en lanzarse a por el sueño olímpico en el skeleton cuando vio en las noticias la retirada de Ander Mirambell. De la mano de su ídolo, camina ahora un precario y complicado camino hacia la cima de su disciplina. Por delante, años de trabajo y milagros que obrar para poder labrarse le acceso a los Juegos Olímpicos de los Alpes Franceses de 2030. Ganas no le faltan.

Esta historia es parte del trabajo de la Revista Chapman para su número especial sobre deportes de hielo en España (Adictos al Hielo, #06, mayo 2025). Pronto a la venta a través de las redes sociales del medio.


Alberto Carrasco, Revista Chapman (RC): Eres piloto de Skeleton desde 2024 y has participado en tres Copas de Europa con solo 20 años. Cuéntanos un poco tu historia con el Skeleton, tus inicios. Básicamente, ¿cómo empezaste?

Pau Olivé (PO): Bueno, primero de todo, profesional no soy, porque de esto no puedo vivir, ni siquiera poniéndole dinero de mi propio bolsillo. Así que profesional me gustaría serlo, pero realmente es imposible. Todo empezó cuando vi a Ander retirarse en los Juegos Olímpicos de 2022. Decidí escribirle por Instagram para ver cómo podía iniciarme en el Skeleton, porque me pareció un deporte que me podía llamar la atención, pensé que me gustaría, y así ha sido. Entonces, fui a hacer las pruebas de acceso al equipo un año y medio después, en agosto de 2023, en Madrid. No me seleccionaron. Y cuando Ander me dijo que no había sido escogido, le dije: “Bueno, no me habéis cogido porque no estoy lo suficientemente preparado, pero me voy a poner fuerte, y si el año que viene volvéis a hacer pruebas, me tendréis aquí.” Y así fue: al año siguiente hicieron pruebas otra vez y me seleccionaron.

RC: O sea, ¿el proceso de selección con Ander es muy exigente, supongo?

PO: No es que sea duro, es que exige unos mínimos para los atletas, porque no puede entrar cualquiera. Si te parece, te explico un poco más sobre mis inicios, que creo que también son importantes. Bueno, fuimos a Madrid y allí ya sabía que no estaba en forma en ese momento. Después de acabar el primer año de carrera, no le había dedicado tanto tiempo al deporte como en otras épocas. Me di cuenta de que tenía que ponerme las pilas. Entonces empecé a entrenar cuatro, cinco, seis días por semana solo para preparar las pruebas del año siguiente.

RC: Y hablando de Ander, ¿cómo es tu relación con él ahora?

PO: Nuestra relación es de entrenador y atleta, y muy buena. Es una persona que me ha ayudado mucho. Hemos tenido varios entrenadores, dependiendo de la semana. Y de todos, Ander es de los mejores, junto con algunos entrenadores holandeses. Es muy perfeccionista, y me gusta eso. Me dice: “Mira, aquí el pie está un poco fuera”, o “has mejorado justo en este punto de la posición”, todo con vídeos de apenas dos segundos. Me corrige cosas muy concretas: “Aquí bien, aquí no, intenta corregir eso”. Otros entrenadores te dicen “así ya está bien” y te dejan seguir. Pero él busca la perfección, y eso me gusta.

RC: ¿Y habéis hablado sobre dar el salto a competiciones internacionales, o es algo que te estás planteando tú solo?

PO: Sí, bueno, ahora mismo España tiene solo una plaza para la Copa del Mundo y la ocupa Adrián Rodríguez. Solo hay una, pero es posible conseguir una segunda e incluso una tercera, pero para eso hacen falta puntos. Para conseguirlos, Adrián debe seguir trabajando para mantener su plaza, y los que queremos optar a esa segunda debemos conseguir los máximos puntos posibles y así posicionar bien a España en el ranking.

AC: Y hablando un poco más de ti, ¿qué tiene el hielo de especial? ¿Qué fue lo que te llamó la atención de los deportes de hielo?

PO: Realmente no creo que fuera el hielo lo que me llamó la atención. Si el deporte se hiciera sobre asfalto, también me habría interesado. Lo que me atrapó fue la velocidad. Siempre me ha gustado ir rápido, y creo que fue eso exclusivamente.

RC: ¿Te gustan otros deportes de velocidad?

PO: Voy en bicicleta y me encantan los coches, sobre todo. La Fórmula 1 es un deporte que me gustaría practicar algún día, aunque evidentemente no puedo. Con la bici, todo lo que sea bajar rápido y por caminos estrechos, senderos o carreteras, nunca me ha dado miedo, siempre voy al límite.

«Lo que me atrapó fue la velocidad. Siempre me ha gustado ir rápido, y creo que fue eso exclusivamente.».

RC: Y cuando diste el salto a competiciones europeas, como la Copa de Europa, ¿tuviste un proceso de adaptación para lanzarte desde arriba o ya te habías entrenado previamente?

PO: No, lo que habíamos entrenado eran salidas con el trineo en el CAR de Madrid, y solo lo hice tres o cuatro días antes de competir. Las bajadas no las había practicado. Llegamos a Winterberg a mediados de noviembre. Al principio bajábamos desde la curva 4, no desde arriba del todo, para evitar hacernos daño. Y bajábamos sin saber ni cómo colocar el trineo, sin saber absolutamente nada. Sinceramente, al principio lo hacía fatal.
En Francia, otro entrenador me confirmó lo que ya intuía. Le dije en broma: “Ahora marco buenos tiempos, pero al principio era un desastre.” Y me dijo: “Sí, sí, eras el peor bajando, pero ahora lo haces bien.” Así que empecé siendo el peor de todos. Poco a poco, fui mejorando, apuntando todo: “En esta curva tengo que hacer esto, en esta otra lo otro.” A veces me centraba en un solo detalle por bajada. Y al final he conseguido hacer bajadas bastante decentes, teniendo en cuenta que solo he hecho una temporada, y ni siquiera completa.

RC: Y Pau, hablando del Skeleton en general, sabemos, por ejemplo, por Frank González, el presidente, que faltan instalaciones en España para practicar este deporte, o casi cualquiera de hielo. Y hemos visto que entrenas en una cuesta. ¿Cuáles son las principales dificultades para entrenar? Cuéntanos cómo entrenas.

PO: Bueno, ya no entreno allí, supongo que te refieres a lo que viste en TV3. Ahora entreno en las pistas de atletismo de Manresa. Además, me fabriqué un trineo casero con una base de madera y ruedas pequeñas para imitar la altura y el movimiento. Mi padre me ayudó a construirlo. Usaba las asas del trineo real para entrenar las salidas, pero me dijeron que esas piezas son de la federación y no se pueden sacar, ni siquiera dejando una fianza o firmando un documento. Me fastidió bastante, porque solo quería usarlas para entrenar, pero lo entiendo. Así que ahora tengo que imprimir unas nuevas en 3D para poder simular la postura de salida. Aparte de eso, hago dos días de gimnasio a la semana, tres de pista de atletismo y un día de bici, que lo combino con el día que practico con el trineo.

«Me fabriqué un trineo casero con una base de madera y ruedas pequeñas para imitar la altura y el movimiento. Mi padre me ayudó a construirlo».

RC: ¿Y cómo es un día normal en esa rutina?

PO: El día que voy a la pista de atletismo te lo cuento entero: me levanto a las 6 de la mañana para estar entrenando a las 7. Salgo sobre las 9 o un poco antes, depende del día, y me voy a trabajar. Trabajo pocas horas a la semana. Después del trabajo, voy a la biblioteca. A la hora de comer, quedo con los amigos en el bar y cada uno se lleva su táper. Luego a las 3 tengo clase hasta las 9 de la noche. Al salir, me voy al piso con mi compañero, que estudia lo mismo que yo. Ceno, mientras ceno preparo el táper para el día siguiente, y me voy a dormir. Y al día siguiente, lo mismo. Así son los días.

RC: Y hablando un poco del futuro, ¿cuál es tu visión a largo plazo para el Skeleton en España? ¿Crees que puede aumentar su repercusión y eso traiga patrocinadores o incluso pistas especializadas?

PO: Lo de los patrocinadores para el equipo… eso ya no depende de mí, depende de la federación. No tengo ni idea de cómo lo gestionan. A nivel personal, sí me gustaría tener patrocinadores. He buscado, porque la temporada es muy cara. Llegué a contactar con unas 1.050 empresas y tengo cero patrocinadores. Es cierto que lo hice antes de empezar a competir, cuando todavía no había hecho ni una bajada, no sabía si se me daría bien o si me gustaría. Ahora, cuando termine los exámenes, quiero volver a buscar patrocinadores y ver si puedo costearme la temporada.
También tengo un crowdfunding, que si queréis podéis compartir el enlace de mi Instagram. La gente puede hacer pequeñas donaciones de cinco euros, que me ayudan muchísimo a seguir con la temporada. Porque no solo es ir a Alemania. También implica ir a Madrid, que ya he ido dos veces este año, comprar el casco —que quizá el año que viene tenga que cambiar si tengo un accidente—, el desplazamiento, la comida, la gasolina, el billete de avión… Todo suma, y hay muchos gastos que la gente no ve.

«El objetivo son los Juegos Olímpicos de 2030, pero me queda mucho por mejorar, si no, no llegaré».

RC: Y hablando más concretamente de ti y de tu futuro, ¿cuál es tu plan? ¿Tienes en la mira los Juegos Olímpicos de 2030?

PO: El objetivo, evidentemente, son los Juegos Olímpicos de 2030. Pero tal como estoy ahora, ni en forma ni en técnica, no… Me queda mucho por mejorar, si no, no llegaré. Todo tiene un proceso. Este año quiero seguir aprendiendo, porque la primera temporada fue muy corta, solo fueron cinco semanas. A ver si esta temporada es más larga, seguir ganando experiencia, aprender nuevos circuitos y adaptarme a distintos trazados.
Me gustaría —aunque no sé si será posible, porque es complicado— conseguir esa segunda plaza para la Copa del Mundo de cara a la temporada 2026-2027. Sería un buen objetivo. Pero lo primero es entrenar muy fuerte.

RC: O sea, ¿dirías que la clave en este deporte es la constancia?

PO: Sí, es la constancia. Seguir entrenando todo el invierno. Aunque falten seis, siete u ocho meses para volver a pisar el hielo, no puedes pensar que está muy lejos y tomártelo con calma. No. Hay que seguir.