La Navidad tiene un idilio con el deporte de invierno. Los saltos de esquí en año nuevo, vacaciones familiares a la nieve y las decenas de pistas de hielo que adornan temporalmente gran parte de las ciudades españolas. Quizá por eso una jornada como el 3 de enero es en la que encaja mejor que nunca en el calendario un evento como ‘Icetopia’, aun en parte víctima de estar en tierra de nadie entre las tres grandes festividades de estas fechas en España: Navidad, Nochevieja y Reyes.

Fotos de Anaís Martínez @anaiscmartinez y Marielena Martínez @mary24t



El Palacio de Hielo de Madrid acogió en la tarde-noche del primer viernes de 2025 el espéctaculo de la SK International Ice Dance School de los históricos Sara Hurtado y Kirill Khalyavin, que reunió a grandes estrellas del patinaje artístico español y europeo en un gran show técnico y estético acompañado de luz, color y una bonita narración para hacer de las partes un todo. Decenas de aficionados a esta disciplina se acercaron a la casa madrileña de los grandes eventos, que hace ya dos años se vistió de gala para el Mundial 2A de hockey hielo masculino. Cola –considerablemente poblada– mediante, los asistentes nos reunimos entre las tres alturas de la inmensa grada de la pista de hielo; familias enteras, conocidos de los patinadores y aficionados como nosotros.

El invierno es, para el fan del deporte, un periodo de calma y enamoramiento de nuevas disciplinas. En Reino Unido, por ejemplo, se aparca brevemente el tren de la Premier League de fútbol para seguir los pasos del Mundial de Dardos; la pista de atletismo hace hueco al barro del campo a través y el olimpismo de vocación estival deja la puerta abierta a hielo y nieve. Pero ‘Icetopia’ no es una competición; para eso hemos tenido la Liga Iberdrola y el Campeonato de España. Es un espectáculo que unifica a los mejores con el propósito de expresar un mensaje y entretener, a la vez que se crea un nuevo portal para la exposición de la disciplina. Si hay que buscarle un símil, pues el arte es algo no tan común en el deporte, sería el tradicional «all-star» de los deportes americanos. Digamos que algo así como un alley-oop de Stephen Curry a LeBron James, con un bonito hilo musical a cargo de John Legend.

Sobre la misma pista, en el espacio de una hora, pasaron estrellas como la pareja raíz de todo esto, Sara Hurtado y Kirill Khalyavin; subcampeones de España como Sofía Val y Asaf Kazimov; parejas internacionales como Sophia Bushell y Antonio Peña (Reino Unido) o Paulina Ramanauskaite y Deividas Kizala (Lituania); y otras grandes estrellas como el histórico Javier Raya, la medallista de los Juegos Olímpicos de la juventud Carolina Shan Campillo o el Team Fusión Spain, equipo de patinaje artístico sincronizado. Unos tras otros, con programas preciosos acompañados de un espectáculo de iluminación, interacciones en la puerta de la pista y la narración que daba sentido al conjunto de ‘Icetopia’ y su indeleble lema: «Sobre el hielo, todo es posible».

Y así fue. Desde el programa lleno de folklore de Raúl Bermejo y Philomène Sabourin hasta el solo de la subcampeona individual Celia Garnacho, la palabra mejor transmitida durante ‘Icetopia’ –quizá después de «arte– fue «unidad». Unidad en un grupo de deportistas que comparte propósito en una disciplina marcada por lo escrutinado que está cada paso y la comparación inherente que tienen los resultados numéricos que los jueces asignan. Unidad patente tras la puerta de acceso a la pista, donde todos los patinadores que ya habían cumplido con su programa esperaron, pegados al cristal, apoyando a sus compañeros y siguiendo su trabajo. Y con esa unidad, encandilar al público con una actitud reparadora, completamente ajena a cualquier competitividad que pueda verse en un día normal en este deporte –y especialmente en todos los demás–. Un gran parón en el ganar o perder; aplausos en los primeros acordes de C. Tangana al inicio del programa de Bermejo y Sabourin, iguales a los que hubo en la caída al final del de Celia Garnacho.

Al final del show, después de varias vueltas ‘olímpicas’ para saludar a los asistentes y las fotos oficiales obligatorias, la puerta de la pista de hielo permaneció abierta. Aficionados y familias y amigos de patinadores se acercaron a dar la enhorabuena y saludar a los héroes y heroínas de la noche. Nosotros bajamos con la esperanza de robarle una mirada o un saludo a Sara, sumergida en un mar de felicitaciones y fotos. Le robamos algo más de un minuto, le dimos la enhorabuena y nos contó sus sensaciones alrededor de un evento que, lejos de ser para hacer números, es para ellos. Para quien lo prepara y lo disfruta más: los protagonistas, pese a todo el estrés que trae una gala de este calibre y la necesidad de vender entradas. Esto no es sorpresa para quien lo vive desde dentro, o para quien ha podido escuchar a Sara Hurtado hablar sobre su pasión.

Dos veces olímpica, vive ahora en busca de mejorar las condiciones de su deporte: poner las cosas algo más fácil para cualquier persona que quiera seguir sus pasos. Lo hace, además, con el amor de la vocación con la que competía y ese cariño por la parte creativa: «Es la parte que más me gusta, es montarte tu propia película». Como objetivo de este ambicioso proyecto: la exposición. «En España no se ha descubierto ni un 5% de lo que puede dar el patinaje», nos confesaba. El futuro es emocionante para ella y todos los involucrados en este espectáculo y las competiciones nacionales anuales en las que los jóvenes talentos se refinan para ser exportados a Europeos, Mundiales y –cruzada de dedos mediante– los Juegos Olímpicos.

Regresamos así a uno de los grandes temas que tratamos en la entrevista para la portada de Chapman 6 con Sara Hurtado: el deporte emergente, que no minoritario. En cada programa de ‘Icetopia’ hay una historia deportiva y una narrativa que explica cada uno de sus protagonistas; historias y profundidad aún desconocidas para el público común. Para gran parte de ellos, la noche del viernes significó llegar a casa a las 2 de la mañana para descansar todo lo posible antes de madrugar para entrenar un día más. Quizá algún día tener a, por ejemplo, Celia Garnacho y Sofía Val en la misma pista sea motivo de ‘sold out’ en la capital. Quizá no. Hasta entonces, afortunadamente, el patinaje no tendrá que hacer malabares para mantener esa esencia de cercanía vinculada al deporte minoritario –o emergente– y seguirá teniendo sus modestos ‘all-star’ a precios asequibles, con la puerta abierta al final del último programa y aplausos en las caídas y desequilibrios.

‘Icetopia’ fue una lección de ambiciones y la prioridad del propósito sobre el resultado. Un bien necesario en la prisa forzada del deporte emergente, a la sombra del hegemónico fútbol y sus acompañantes en la primera línea. Sobre el hielo, hasta que se demuestre lo contrario, todo es posible, como reza el lema del show.


A un año vista de los Juegos Olímpicos de Milán – Cortina D’Ampezzo, este medio sigue siendo ‘Adicto al Frío’ y trabaja en la publicación de su próxima revista: un especial de deportes sobre hielo con Sara Hurtado y Nuria Rodríguez en portada. Se publicará más información al respecto a lo largo del primer trimestre de 2025. No olvides suscribirte a la página web y seguirnos en redes sociales @RevistaChapman para no perderte nada.