Las fatales imágenes de Río Breogán, Bàsquet Girona y Covirán Granada en el arranque de temporada conducen a un mismo camino: prescindir de unos, contratar a otros y empezar a remontar una situación que nació torcida.
Foto: Seba J. Martín-Vivaldi, Revista Chapman
Pensarán en Fontajau que menos mal que están Breogán y Granada. En Lugo, que si nos salvamos será por Girona y Granada. Y en el Palacio de Deportes, aquello de «no hay dos permanencias agónicas sin tres». La realidad es que, tras seis jornadas, son los tres que empiezan a desmarcarse por abajo (a falta de ver cuánto pueden despegarse Coruña y Lleida) y son tres que tendrán que agitar el avispero si quieren dar vuelta a un pésimo arranque. Y la sensación es que el que antes lo haga, más terreno tendrá ganado. Porque ya hay mucho perdido cuando tu única aspiración es que haya dos peores que tú.
Covirán Granada, un día compite (Tenerife), otros no (Unicaja, Barça) y otros compite muy mal cuando podría (Andorra) o debería (Bilbao) ganar. Insiste Pablo Pin en que el equipo entrena mejor que juega, pero las mimbres no se ven. El small ball no se concibe sin buenos tiradores y Covirán Granada no los tiene. Y tampoco tiene un pívot solvente que compense la falta de centímetros de Wiley cuando sus pares descosen al equipo por dentro. Mientras tanto, García tirando a canasta una vez por partido y Clavell y Bamforth con porcentajes de terceras espadas. Insostenible.
Bàsquet Girona, un día se carga a Manresa y al siguiente se descalabra contra Granada. Las lesiones de Juani Marcos y Sergi Martínez trastocaron todo y Fotis Katsikaris podría haber entrado en fase de ultimátum. De aspirar a revelación a verse continuamente abocado a genialidades de Iroegbu o Sibande con media plantilla desenchufada. Y por si fuera poco, casi ni se presenta con Madrid, Unicaja o Joventut. Eso sí: Marc Gasol sabe moverse en el barro y no se casa con nadie. Entre Katsikaris, Pin y Mrsic, está claro qué eslabón es el más débil.
Y Río Breogán, en su línea del mucho ruido y de las pocas nueces. Otro año más en busca de un Musa, buceando los mercados para traerse desconocidos que un día te pueden funcionar, pero al otro firmarte una deshonrosa derrota por 58 puntos ante Zaragoza. No ante Madrid o Barça, ante Zaragoza. Salvados del provisional desahucio por haber pillado a Joventut en uno de «sus días». Depender de Moore, Hilliard o Aranitovic no garantiza nada. Indultado queda Toni Nakic, que está a un gran nivel y respondiendo como gran breoganista que es. Por lo demás, mucho ruido y pocas nueces. Y una imperiosa necesidad de agitar el avispero.
Los ingredientes se parecen: falta de puntos, desconexiones, muchas pérdidas de balón, exteriores tiradores en porcentajes irrisorios, interiores con menos capacidad física que los rivales… Granada, Breogán y Girona son los primeros postulados para estar en el ajo hasta última hora. Lo que se veía pronto el año pasado con Breogán, Granada y Palencia —sorprendió metiéndose Obradoiro— y hace dos con Granada, Betis y Fuenlabrada —esta vez sin sorpresas.
O dejan de encomendarse a que haya dos peores, o se les echará encima una ACB que no les perdonará la vida. Hiopos Lleida y Leyma Coruña se salen de la ecuación por ahora. De las ganas de rectificar el rumbo de Granada, Breogán y Girona dependerá que entren.

