El pasado 29 de julio, el Consejo de Administración del Club Atlético de Madrid ejecutó la ampliación de capital, de casi 70 millones de euros, acordada por la Junta General. Lo que no sabía la afición rojiblanca es que esa inyección de capital, dos semanas más tarde, iba a hacer que el Atleti fichase a Julián Álvarez. Pero es que para esto fue: para dar un golpe sobre la mesa, aunque suene a tópico, en el mercado de fichajes.

Este golpe encima de la mesa no se da aleatoriamente. El Atlético de Madrid está inmerso en un proceso de reconstrucción, seguido de una mala temporada 2023/24 en la que el conjunto de la ribera del Manzanares apenas compitió por ningún título. De hecho, por lo que compitió fue por quedar entre los cuatro primeros y clasificarse a la nueva Champios League 2024/25, a la sombra de los dos de siempre y el sorprendente Girona de Míchel. El fichaje de la ‘Araña’ sirve para seguir con esa reconstrucción, iniciada por salidas silenciosas (y no tanto) y por llegadas que refuerzan cada línea del campo. Y para anunciar que, al menos a nivel de gestión, existe, o por lo menos lo parece existir, un cambio de rumbo en el Atleti.

La incorporación de Julián Álvarez, que se ha cerrado, según las informaciones, en torno a los 95 millones de euros (75 fijos + 20 en variables) y ha firmado hasta 2030, deja atrás, o eso esperan los colchoneros, años de fichar a jugadores libres o que habían superado la treintena. Oye, que alguno ha salido bien, como Witsel o Azpilicueta, pero los Söyünçü, Wass, Paulista, Doherty, etc. sí se quedan atrás. El azar, en lo que a estrellas para competir títulos se refiere, no suele sonreír.

El fichaje del argentino, de excelente palmarés, no es el único que muestra un atisbo en el cambio de rumbo del Atleti en el mercado de fichajes. Solo este verano tenemos los ejemplos de las incorporaciones de Robin Le Normand, vigente campeón de la Eurocopa con la Selección española; y Alexander Sørloth, que la temporada pasada anotó 23 goles, uno menos que el pichichi, Artem Dovbyk. Talento que, además de mejorar lo ya disponible, no necesitará adaptarse a la competición.

Pero no es una reconstrucción que haya empezado este periodo estival de fichajes. Ya en el mercado de invierno de este mismo año, el Atleti desembolsó unos 20 millones de euros para hacerse con los servicios de Arthur Vermeeren, un centrocampista de 19 años que había brillado en Bélgica y en la Champions con el Royal Antwerp, y por el que se estaba peleando media Europa. Incluso, nos podemos ir al verano pasado, al de 2023, cuando el Atlético fichó a Samu Omorodion, del que hablaremos más adelante, ya que en este caso parece que el rendimiento que le van a sacar va a ser más económico que deportivo (no por ello desestimable). Omorodion es un delantero de 20 años que por aquel entonces lo único que había hecho era brillar con el filial del Granada CF y anotarle un gol al conjunto colchonero en el Metropolitano. Ahora es campeón olímpico y una de los puntas jóvenes europeos más codiciados.

Y la incorporación de Julián no es el punto final de esta reconstrucción, por supuesto. Jan Oblak, el mejor portero de la historia del Atlético de Madrid, cumple esta temporada 32 años, y ya la campaña pasada bajó considerablemente su nivel. Incluso, ya ha sonado su salida. Axel Witsel y César Azpilicueta, pilares defensivos, tienen 35 y 34 años, respectivamente. El jugador que más siente (y especialmente representa) los colores rojiblancos, brazalete mediante, Koke, tiene 32. Y el jugador franquicia, Antoine Griezmann, 33. La reconstrucción ya ha comenzado, eso es evidente, pero también esta claro que las altas esferas del Club siguen teniendo deberes que hacer. El reloj de arena no cesa en la cuenta atrás.

Win-win de manual en el análisis superficial de la incorporación del nuevo delantero estrella del equipo madrileño. El Atleti se hace con los servicios de un atacante ‘todoterreno’, que puede actuar de ‘9’, se segundo punta, por el carril del ’10’ o incluso, de interior. Por poner en contexto, Julián Álvarez ha sido suplente tanto de Erling Haaland como de Kevin De Bryune. En la temporada 2023/24, anotó 19 goles siendo una pieza secundaria en el Manchester City. El argentino llega preparado y con las ganas e ilusión de ser la pieza angular de un proyecto, el jugador más importante de un equipo; y tras haberlo ganarlo todo a nivel de clubes y con la selección: Champions League, Premier League, Mundial, Copa América…

Culebrón Omorodion-Gallagher-Álvarez

Lo de Julián Álvarez al Atlético de Madrid no ha sido cosa de un día. Es más, ha formado parte de un culebrón digno de estudio. De esos que levantan pasiones en la crónica y el debate, frenético como el célebre no-fax de De Gea. Ni en las novelas turcas de La 2. En principio, esta operación estaba sujeta a la de Samu Omorodion, rumbo al Chelsea, y a la de Conor Gallagher, jugador del Chelsea camino al Metropolitano, que ya amagó con caerse hace unos días.

La misma noche en la que la ‘Araña’ llegó a Madrid, se cayó el fichaje de Omorodion por el club londinense. En ese momento, se caía, también, el traspaso de Gallagher a territorios colchoneros. Los periodistas especializados en el mercado de traspasos salieron a tranquilizar a la ermita rojiblanca: «El fichaje de Julián Álvarez por el Atleti ya no depende de esta operación». Operación, por cierto, en la que todo parece indicar que va a entrar João Félix, finalmente traspasado a los Blues, en el lugar de Samu, como pieza de cambio para agilizar la llegada de Conor Gallagher. Lo normal es que Omorodion, con varios equipos pisandole los talones, salga de todas maneras.

Parece que eso ya es otra historia que el Atleti tendrá que solucionar de aquí a finales de agosto, con un par de encuentros ligueros ya en las piernas. De momento, parece que los dirigentes rojiblancos, con esa inyección de capital aprobada a comienzos de verano, quieren cambiar el rumbo -malo- que el Atlético de Madrid había cogido. La segunda juventud de la esperanza eterna del ‘otro’ grande de España.