El atletismo tiene cosas muy raras guardadas en el bolsillo. En su empeño por regular y tener bajo control todas las competiciones del mundo y homologar las mejores marcas del año y de la historia bajo sus estándares, World Athletics nos ha dejado joyas de todo tipo, como atletas a los que se galardona con el tiempo más rápido de la historia, pero no con el récord del mundo.

Ese es el caso de Christopher Morales-Williams, cuatrocentista de la Universidad de Georgia que en la final del SEC Indoor Championships logró correr los 400m en pista cubierta en 44,49 segundos, más rápido que nadie en la historia del atletismo. Sin embargo, este prodigio canadiense de 19 años no podrá decir que tiene el récord del mundo.

Desde la calle exterior, luchando por la calle libre (21,09 el paso en 200) y manteniendo el ritmo hasta la última zancada. La carrera de Morales-Williams fue perfecta y así lo reflejó el tiempo oficial de 44,49; más rápido que el récord del mundo de Kerron Clement en 2005 (44,57).

Los organizadores ya han hecho oficial que el récord del mundo de Morales-Williams nunca será reconocido como tal porque los tacos de salida no tenían sensor de presión para detectar las salidas nulas. World Athletics tiene una serie de requerimientos obligatorios para que una marca puede ser récod mundial. El canadiense pasó controles antidopaje y no dio positivo en ninguna sustancia prohibida; nada tiene que ver el dopaje con su no-récord.

No es la primera vez que alguien corre por debajo de la marca de Kerron Clement sin conseguir el récord del mundo. En 2018, Michael Norman logró una marca de 44,52 en una carrera (también) en competiciones universitarias, después de la cual no hubo control antidopaje. Al no tener resultados antidopping de un potencial recordman, la marca nunca fue ratificada.

De ascendencia ecuatoriana y jamaicana, Christopher Morales-Williams entró en la escena de la velocidad al ser campeón de Canadá en la pasada temporada. Este atleta de 2004 saltó a la fama el pasado fin de semana corriendo el tiempo más rápido de la historia de los 400 metros en pista cubierta, rebajando en casi un segundo su marca personal.

Este boom repentino de un atleta que no era ni remotamente candidato a batir un récord del mundo ha provocado que los focos apunten a su figura de cara a las próximas competiciones. La segunda semana de marzo correrá los nacionales universitarios en pista cubierta, donde podrá batir el récord del mundo siempre que no se lo vuelva a impedir una chapuza. En la temporada al aire libre, su marca (45,48) tiene amplio margen de mejora de cara a la gran cita del año: París 2024, donde debería tener su primera gran experiencia internacional.