RODRIGO MARTÍNEZ
Sudáfrica, lista para defender título

Inglaterra 15 – 16 Sudáfrica

Que auténtico partidazo se vivió en Saint-Denis entre dos selecciones dispuestas a llegar al último escalón en la disputa por la Webb Ellis. Sudáfrica e Inglaterra se enfrentaron en un partido que se puede resumir en una pregunta que, personalmente, me encanta hacer en encuentros de estas características: ¿Qué pasa cuando una fuerza imparable se choca con una montaña indestructible? La respuesta se vio en este enfrentamiento que acabó 15-16 a favor de los Springboks.
La primera parte nos advertía de cómo iba a funcionar el partido, un deleite para el amante del rugby físico y, quizás, un partido interesante para quien prefiera el juego a la mano, pero la primera parte estuvo marcada por los choques, el contacto y las melés, que nos dejaron un marcador a favor del XV de la Rosa gracias a que Owen Farrell estuvo, un día más, tocado por la varita mágica, y convirtió 4 golpes de castigo para poner al conjunto europeo por encima en el marcador.
La puntuación sudafricana vendría de la misma manera: choques, racks, y golpe de castigo, convirtiendo 2 gracias a los golpeos de Handre Pollard y Manie Libbok
En la segunda parte llegó el escándalo. Rugby Total, jugadas de ataque y muchísima tensión, ya que se veía que Sudáfrica no iba a dejar que Inglaterra les dejase fuera de la final, pese a que un drop de Owen Farrell complicase aun más la remontada para los africanos.
Pero como se dice de este deporte, “aquí las ganas y el pundonor puntúan”, y así fué, tras 70 minutos de insistencia, Sudáfrica consiguió el ensayar gracias a una muy buena jugada combinativa, y que Pollard convertiría para acercarse todavía más al marcador.
Cuando el partido ya moría se señaló golpe de castigo a favor de Sudáfrica, una oportunidad para culminar la remontada y plantarse en la final. Y así fué. Pollard convirtió el penalti y los SpringBoks cerraron el marcador en 15-16, dejándoles en su segunda final mundialista consecutiva.
Nueva Zelanda, sin complicaciones, directa a la final

Argentina 6 – 44 Nueva Zelanda

Era sabido que, sobre el papel, Argentina era la selección débil frente a Nueva Zelanda, pero con el mundial que los sudamericanos estaban haciendo, podías esperar cualquier cosa en el choque entre la favorita y la revelación, un enfrentamiento entre pasión y experiencia. Pero la pasión no lo es todo, y los All Blacks pasaron por encima de los Pumas 6-44 para plantarse en una nueva final del mundo.
Todo comenzó con un golpe de castigo convertido para Argentina, lo que les ponía por delante momentáneamente, pero poco tardó Nueva Zelanda en reaccionar, pues tras 10 minutos del penalti de Argentina, los oceánicos ya habían ensayado 2 veces. La primera parte funcionaba así: Si Argentina se resistía, Nueva Zelanda castigaba con ataques más peligrosos que obligaban a los Pumas a desempeñar un juego defensivo prácticamente perfecto.
Ese rendimiento les funcionó al conjunto sudamericano durante la primera parte, pero la segunda ya fué de claro dominio neozelandés, que se vieron mejor tácticamente, muy superiores en la disciplina física y dándose el lujo de hacer detalles y jugadas bonitas.
Al final del partido, sobre el césped del Stade de France, pudimos ver a los argentinos tristes por la derrota, pero emocionados por lo lejos que han llegado en esta cita, y con la cabeza en intentar arrebatarle el bronce a Inglaterra, mientras que los All Blacks no celebraron con extremo entusiasmo el pase a la final, porque se veían ganadores mucho antes del pitido final. Ahora toca medirse a Sudáfrica en la final que romperá la igualdad en títulos mundialistas.

