El Comité Olímpico Internacional aprobó el pasado lunes el programa de disciplinas olímpicas para los Juegos de Los Ángeles 2028. En el comunicado oficial, junto a la exclusión inexplicable del kárate una vez más, la atención fue directa a la entrada de deportes como lacrosse, flag football, béisbol o críquet, Al otro lado de la valla, el de las disciplinas que ya existían, se certificó lo que era un secreto a voces: la equitación ha sido eliminada del pentatlón moderno.

El pentatlón moderno, una de las disciplinas olímpicas menos reconocidas en España, y parte de los Juegos Olímpicos desde 1912, ha sufrido el cambio más grande de su historia. La equitación (saltos de caballos) dejará de ser parte de las cinco pruebas que, tradicionalmente, designaban al olímpico más completo. A partir de París 2024, el tiro, el cross, la natación y la esgrima estarán acompañadas por una carrera de obstáculos al más puro estilo ‘Ninja Warrior’.

La disciplina ya se había visto obligada a fusionar el cross y el tiro (algo así como el biatlón en invierno) para encajar en el calendario olímpico en París 2024, con un plan para un pentatlón de 90 minutos.

¿Por qué se toma esta decisión?

La decisión no es una sorpresa a ninguna escala: se tomó en 2021 por el escándalo vivido en Tokyo 2020, cuando salieron a la luz imágenes del entrenador alemán Kim Raisner golpeando a un caballo cuando la pentatleta que entrenaba, Annika Schleu, era incapaz de domar al animal y pasar los obstáculos. La crítica globalizada, junto a los avances ante la crueldad animal forzaron que se eliminara esta subdisciplina del pentatlón moderno a raíz de lo ocurrido con Raisner.

Entonces, ¿por qué siguen siendo olímpicas las tres disciplinas de hípica de siempre?

El punto clave para entender la diferencia entre la hípica convencional y la equitación del pentatlón es la familiaridad entre jinete y caballo. En la hípica, el jockey entrena con el mismo caballo con el que compite, mientras que en el pentatlón, el jinete debe adaptarse a un caballo desconocido durante la prueba. El cuidado del caballo en la doma, por tanto, terminaba siendo cuestionable.

El Presidente de la UIPM, Klaus Schormann, (Unión Internacional de Pentatlón Moderno) afirmó que «Las de caballos nos los agradecen. Hemos dado un gran paso adelante por el bienestar de los animales».

En la misma entrevista (para la Agencia EFE), vio una segunda ventaja a la eliminación de la hípica del pentatlón: «Antes con los caballos tenías que invertir una y otra vez, ahora ya no, ya tienes las instalaciones. No hay costes extras como con los caballos, ese ha sido el gran problema de los últimos años».

¿Y ahora qué?

A los pentatletas no les convence la decisión. Aunque la Federación Internacional sacara una encuesta (cuestionable) en la que el 90% de deportistas mostraban su ilusión por la nueva prueba, la realidad es otra. Perder la equitación es un golpe contra lo histórico de la disciplina y contra lo entrenado por los especialistas desde el inicio de sus carreras.

La juventud y el talento de la más reciente generación habla en favor del cambio. «A los atletas les está encantado, porque es una generación que busca algo nuevo para el futuro. Todo lo que hemos visto por ahora nos ha dado buenas sensaciones», asegura Schormann.

Sea por elección o por resignación, la adaptación para los jóvenes es obligatoria. Así lo define Laura Heredia, nuestra mejor pentatleta, que acudirá a Paris (aún con hípica) con 24 años: «Me sabe mal porque la hípica es un deporte muy bonito y creo que se están cargando el pentatlón, la tradición de este deporte. Unos Juegos me saben a poco, así que aunque me cueste me acabaré adaptando, creo que los obstáculos no se me darían mal».